Saturday, September 12, 2009

EL TOTALITARISMO DEL SIGLO XXI: CONFISCACIÓN DE LOS DERECHOS CIUDADANOS

Inés de Cuevas
Venezuela
http://inesdecuevas.blogspot.com/

En diciembre de 1998, nadie pensó que la euforia casi colectiva no salvaría a los venezolanos del desastre social, político y económico actual. Era el momento del “cambio”.

Sin embargo, el cáncer de la corrupción, bien temprano, penetró las células del régimen desangrando las instituciones y deteriorando el Sistema. La tumoración de la desidia comenzó a invadir todos los órganos del poder Nacional lanzado por la borda los derechos humanos, discriminando a los opositores del chavismo, a los medios de comunicación, a los sindicatos, a la sociedad civil, al pueblo; en franca y descarada violación de la Constitución como si eso no fuera delito.

Pronto, las mismas pirañas con nuevos y afilados colmillos, dieron su voraz dentellada a las Leyes, mediante la Habilitante, para que el pueblo comenzara a sentir los efectos del totalitarismo descarnado a la sombra de los uniformados bolivarianos y del G-2 cubano, amén de otros grupos armados afectos al Teniente Coronel.

Estas leyes que el pueblo abrumadoramente rechazó mediante el proceso electoral de diciembre de 2007, fueron impuestas por la Asamblea Nacional, sin discusión en el Parlamento, sin consulta previa a la sociedad venezolana, y por orden expresa de Chávez. Leyes que no fueron pensadas para defender los derechos de los ciudadanos, sino que están destinadas a favorecer las intenciones malsanas del régimen comunista y de sus esbirros, para eternizarse en el totalitarismo. Son leyes que no podríamos calificar de Draconianas, porque al menos, aquellas, por muy severas e injustas que resulten están hechas, también, para proteger al ciudadano honrado en situaciones de mucha emergencia. En cambio éstas han sido articuladas para perseguir a los opositores y a los disidentes con el propósito de reducir la protesta por muy pacifica que sea, para amordazar a los medios de comunicación libre, para confiscar la propiedad privada, para ideologizar a nuestros hijos y nietos… pisoteando los derechos universales mientras mantenemos la Constitución como flor marchita en el bolsillo de cada ciudadano porque ningún organismo gubernamental la respeta.

No me atrevo a calcular el nivel al que llegará el deseo de sacudir de este suelo la impunidad creciente… Se ha hecho lugar común el desconocimiento de los resultados electorales con el irrespeto helado de los derechos ciudadanos. El ejército chavista azuza y protege a los invasores, confisca propiedades, toma por asalto en la oscuridad de la noche los lugares territoriales levantados durante muchos años de trabajo por sus propios dueños, o por sus ancestros; acabando con la producción de las tierras, fábricas y empresas, además de la toma de puertos, aeropuertos, carreteras y autopistas en ese loco afán de complacer al mayor de los caudillos saqueadores y usurpadores de estos lugares.

Les confieso que se me arruga el alma cada vez que, por órdenes de Chávez se persigue al pueblo en su derecho a tomar libremente las calles, subir a los escenarios públicos o asistir a un medio de comunicación para disentir de las humillaciones que recibe. Es absolutamente necesario que los uniformados, mal llamado “Ejército Bolivariano” entiendan que no están al servicio de ningún Teniente Coronel ni de cualquier otro grado militar… sino que están para atender a todo ciudadano que desarmado y pacífico quiere ser libre y vivir en democracia.

Que entiendan que están al servicio del pueblo, de este pueblo que ha perdido hasta el aljibe que la prosperidad de país rico había llenado para que los pobres, los “niños de la calle” y los ancianos saciaran su sed de dificultades, y que, lastimosamente, fue contaminado de la mugre que soltó el dinero invertido en la compra de armamentos para los círculos de la defensa personal del dictador y para su ejército de malhechores, amén de las abultadas propinas a grupos guerrilleros y terroristas que celebran su ideología comunista desfasada y retrógrada. Igualmente, en pago de viáticos a los coaccionados que dan prominencia a las concentraciones oficialistas y en tributo a quienes masacran en cualquier lugar de libre expresión, la mente y el cuerpo de los ciudadanos. De igual manera en la entrega de las riquezas minerales a otros pueblos del mundo, mientras los venezolanos más pobres no tienen techo ni abrigo y se mueren de hambre y desamparo en cualquier barriada venezolana, o en los pisos de los hospitales ante la mengua de servicios, que, en su mayoría, están desguarnecidos de médicos que huyen de la tiranía depredadora y de la violencia.

Para complementar estos párrafos, me permito agregar un detallado análisis del catedrático de economía de la Universidad de Columbia y coautor del informe Global Competitiveness Report 2008-2009, sobre la situación del país y la acción del gobierno de Chávez, estructurado en cuatro ejes.

El Dr. Xavier Sala-i-Martín, en su Venezuela está sola Apunta:

“(…) Después de un intento fallido de golpe de Estado en febrero de 1992, Chávez ganó unas elecciones democráticas en diciembre de 1998. Desde entonces ha intentado imponer lo que llama “revolución bolivariana”, una revolución que, creo, se ha basado en cuatro ejes fundamentales. El primer eje es político: desde 1999 Chávez ha ido sometiendo a los partidos políticos de la oposición a una campaña de hostigamiento, persecución y asfixia económica y mediática. El proceso culminó en las elecciones municipales de noviembre del 2008, cuando los opositores Antonio Ledezma y Manuel Rosales ganaron las alcaldías de Caracas y Maracaibo, respectivamente. Lejos de aceptar los resultados democráticos, Chávez reescribió las leyes y creó un ente por encima de la alcaldía de Caracas, desposeyendo al alcalde de todo poder efectivo hasta el punto de que Antonio Ledezma no puede ejercer su cargo. El alcalde electo de Maracaibo, segunda ciudad más poblada de Venezuela, corrió peor suerte si cabe: ante las acusaciones de corrupción y la falta de garantías que le ofrecía un sistema judicial entregado al régimen, Manuel Rosales optó por exiliarse en Perú.

El segundo eje, el mediático-informativo, consiste en ir estrechando el nudo a la libertad de expresión. Ante las constantes amenazas de los “círculos bolivarianos de la verdad”, la mayoría de los medios de comunicación han ido claudicando uno tras otro. En el 2007, las únicas voces críticas eran Radio Caracas Televisión y Globovisión. El 27 de mayo del 2007 se produjo uno de los mayores atentados a la libertad de expresión que ha vivido América Latina en los últimos 30 años: Radio Caracas fue cerrada por expreso mandato presidencial y ante la pasividad de los tribunales de justicia y la opinión pública internacional. Y la semana pasada tuve la oportunidad de comprobar que Globovisión está a punto de seguir el mismo camino: la única cadena televisiva independiente que todavía se atreve a exponer a la luz pública los abusos del régimen (…) (Con permiso del Dr. Xavier Sala-i-Martín, yo agregaría: las 34 emisoras de radio que el totalitarismo chavista clausuró en la madrugada del 1 de agosto de 2009).

El tercer eje, el económico, es eso que Chávez llama el “socialismo del siglo XXI” y que, al parecer, consiste en ahogar la economía a través de la persecución empresarial: los propietarios de negocios son sistemáticamente amenazados y vilipendiados por unas autoridades que no dudan en expropiar las fábricas de quien no se somete. Decenas de entidades reguladoras impiden que las empresas operen y compitan en un entorno internacional. La arbitrariedad y el abuso de poder que demostró el policía del aeropuerto no hacen más que fomentar la corrupción rampante de un sector público ineficiente y voraz. Los industriales se levantan cada día con la espada de Damocles de la nacionalización, sabiendo que el sistema judicial no les va a proteger de los abusos del tirano. En 1999 había 14.000 empresas en Venezuela. Hoy sólo quedan 8.000. Venezuela ha caído hasta las últimas posiciones del mundo en los rankings internacionales de competitividad, calidad institucional, infraestructuras, libertades, eficiencia empresarial, sanidad y educación. Los alimentos escasean. Los índices de pobreza se disparan. Los jóvenes más preparados han huido o están huyendo del país en busca de libertad, ilusión y las oportunidades que la revolución bolivariana les niega. El socialismo del siglo XXI está conllevando el mismo fiasco económico, la misma miseria, la misma falta de libertad, la misma corrupción rampante y la misma pobreza que el socialismo del siglo XX. Lo ideología colectivista que no funcionó en Europa del Este, en China, en la Unión Soviética, en Corea del Norte o Cuba no va a funcionar en Venezuela o el resto de Latinoamérica por más que Chávez utilice la factura del petróleo para camuflar sus catastróficas consecuencias.

Y claro, ante ese evidente fracaso, el descontento de la ciudadanía es cada vez mayor. Sin embargo, con el sistema político secuestrado, la libertad informativa exterminada y el poder económico sometido, esa insatisfacción popular no sale a la luz pública. Sólo queda la presión internacional, y eso es lo que mantiene vivo a Chávez, porque Estados Unidos está demasiado preocupado buscando terroristas en Oriente Medio y los europeos seguimos enamorados de cualquier payaso que tenga un discurso antiamericano. Y ese es el cuarto eje de la revolución bolivariana: una política exterior con marcado discurso antiamericano. Es la manera de comprar la opinión pública de la IPPE (Internacional Papanatas Progresista Europea, Barbeta dixit).Venezuela está mal. Y lo que es peor: Venezuela está sola.1.

Citas:

1. Dr. Xavier Sala-i-Martín: www.sala-i-martin.com