Wednesday, September 23, 2009

Mi experiencia con el desquicio

Autor: .Javier Bazán

Chile

http://simposiolibertario.blogspot.com/

A decir verdad, yo nunca he vivido concientemente en sociedad totalitaria. Cuando estaba Allende, recuerdo muy poco. Viví un tiempo en el sector de Santiago, Quinta Normal, cuando mi padre fue secretario del almirante Huerta en el ministerio de Obras Públicas. En ese momento, Allende quiso que los militares ocuparan cargos públicos; aunque, desde luego, el socialismo chileno culpa a Pinochet de la intervención de los militares en política y su correspondiente, inclinación política. Luego a mi padre lo trasbordaron a Inglaterra para buscar las fragatas Lynch y Condell. El golpe o pronunciamiento o rebelión, como me gusta llamarlo a mí, lo viví en Escocia. Aún así, tengo más recuerdo de Escocia que alguna o ninguna noticia sobre Chile.

Me gustaría que intentaran las personas que participan en este Congreso Virtual Internacional la conducta que voy a describir, ya sea apelando a la psiquiatría, la psicología, la ciencia política, o simplemente su propia experiencia.

Cuando salí del colegio, postule a una universidad conocida “Piedragógico”, pues cada vez que había protesta contra Pinochet, lanzaban piedras. De más esta decir, que esa universidad era la universidad de Chile, que luego se dividió en la universidad de Playa Ancha y la de Valparaíso. Como me gustaba ver la óptica del otro lado, yo conversaba con estudiantes del MAS chileno. Personas que me conocían creían que yo me había socialista. Simplemente quería conocer su punto de vista. De hecho, el trato era respetuoso y educado. Insisto en ese punto.

Estuve dos años allí, y después me fui a la universidad de Valparaíso, donde recién se había abierto la carrera de licenciatura en Filosofía. Un día para conocernos mejor con los compañeros de la carrera, acordamos ir a una casa de un estudiante que arrendaba en Quilpue. Estábamos bien, hasta que un compañero me pregunto algo así: “¿Cómo surgió tal general si toda la Unidad Popular fue retórica?” El general al que se refería fue un oficial encargado del organismo de inteligencia DINA. Yo le intente responder que no era así, que no había sido retórica. Pero él enseguida no me dejaba hablar, ni razonar ni argumentar. O si le decía, que intentaron imponer el comunismo, él respondía: “No importa”, como si todavía lo estuviesen haciendo. Se comportaba igual que en un disco rayado usando una palabra y repiténdola: “retórica”. Hasta se atrevió gritarme totalmente alterado. Pensé: Por esta vez le sigo la corriente esperando que a la próxima vez cambie. Sin embargo, equivoqué. Si hubiese seguido mi instinto, hubiera terminado con él. Debí conjuntarme con otras personas. No lo hice. Retrospectivamente, me di cuenta que fui tonto e ingenuo. Lo peor fue me hice su amigo. Al parecer tuve el síndrome de Estocolmo, por así decirlo. Además, si me compañero de estudio tuviese moral, se hubiese dado cuenta que me estaba haciendo daño al no dejarme hablar. Como dice la expresión popular: “la primera impresión vale”. Mi primera impresión fue estaba ante un loco.

Mas él transformó una mera opinión en dogma, esto es, no se podía cuestionar el carácter retórico la Unidad Popular. Ellos nunca intentaron implantar un régimen totalitario, ya que fue un malentendido de los militares. Si yo intentaba demostrarle lo contrario, no me dejaba. ¿Alguien esperaría en un universitario una conducta parecida a la Inquisición? Se supone que en la universidad, la persona puede cuestionar todo, dando pruebas, evidencias y argumentos. Por eso, cuando me mudé de universidad, me asombré que tuviéramos un semestre de matemática. En otras carreras, le enseñan programación en seudo-lenguaje o lógica. Al final, el propósito es el mismo, que el estudiante aprehenda a razonar.

Y así, se convirtió en costumbre el no argumentar por parte de él, cada vez que nos reuníamos las discusiones terminaban en gritos y con argumentos ad hominen. Si te dejan hablar, no queda otra. Hubo una vez, en que mis compañeros finalmente, lograron hacerme una ‘encerrona’, esto es, coaccionar. Ellos creen que ganaron, pero se rebajaron. Repito de nuevo: ¿Alguien esperaría ese tipo de conducta en universitarios, sobre todo, en estudiantes de filosofía a los cuales se les enseña bastante lógica? Lo más graciosos que luego ese compañero se ufanaba con otras personas que me había derrotado. Como he dicho, no me ganaron.

Bueno, como típico socialista motejaba a los de derecha de fascista o facho. Con todo, su conducta autoritaria mostraba que era el único fascista era él. En la universidad era militante del Partido Socialista. Fuera de la universidad, se pasó a otra partido llamado Partido por la Democracia (PPD), que agrupa a varios ex de otros partidos, desde ex terroristas, ex comunistas hasta un grupo reducido de derecha. Dicho partido es centro-izquierda o la izquierda liberal, que liberal no tiene nada.

Pasaron dieciséis años, esto es, por el 2006 fui a su casa. En ese momento, por las noticias mostraban que un juez estaba interrogando a Pinochet junto con el general Contreras. De repente, me formuló la misma pregunta de 1990: “¿Manuel Contreras terrorista igual que la DINA y la CNI, si toda la Unidad Popular fue retórica?” Le dije que eran mentiras. A cada rato repetía la palabra retórica como un disco rayado. A igual que en el pasado, cada vez que intentaba refutarlo, no me dejaba. Y otra vez gritó que casi me quedo mudo, ya que me costaba articular. ¿Alguien ha sentido esa experiencia que, cuando alguien les grita –no siempre- parece que pierde la capacidad articular? En mi mente, atravesaban los diversos atentados del Mir antes, del Mir y del FPMR durante, después del régimen militar, el Acuerdo de la Cámara de Diputados y otros libros que había leído. Sin embargo no podía articular. Ni siquiera me salía la palabra terrorista. Entonces, le respondí que era unos maricones, pues simplemente intentaron imponer un régimen totalitario. Fallaron, fracasaron y perdieron. Una vez más dijo que no era importante imponer un régimen comunista. Todo era retórica, incluso el accionar del grupo terrorista Mir, la GAP, la JAP, la Escuela Unificada, etc. Más aún, que nunca fueron marxistas leninistas. Le agregué: “Ingrese al cualquier colectivo de izquierda y se convertirá en un marica o cola. Y que a la izquierda les gusta el papel de mosquita muerta. Y todo (Informe Rettig y Valech) era para blanquear el pasado totalitario de la izquierda. Que los fascistas y nazis estaban en la Unidad Popular, pues todo debía estar en manos del Estado”. Le añadí cansado: “Intentaron imponer regimenes totalitarios en América Latina y perdieron”.Cuando comenzó hablar así, me acorde del famoso refrán popular: “La mona de seda, aunque se vista de seda, mona queda”. Mi versión sería: “Aunque el atorrante se vista de seda, atorrante queda”. Confirme mi primera impresión que estaba loco.

Tanto la experiencia de la universidad como la última que acabo de relatar puedo decir que son desquiciantes y cercanas a la locura. Es una versión parecida a 1984, cuando el torturador le dice que vea cinco y no cuatro dedos. La locura estriba en hacerle creer a las personas que combatieron a la UP, que toda es una fantasía de ellos. Eso era lo que sentía por 1990. El que controla el presente, controla el pasado.

Ahora bien, para terminar esta ponencia quiero mostrar que el socialismo es para estúpidos. Ese compañero que he descrito hizo su tesis en el filósofo Karl Popper, autor conocido por el libro “La Sociedad Abierta y sus enemigos” y por racionalismo crítico. Al parecer y de hecho, a mi compañero le entró por un oído y le salió por el otro Popper y la lógica. De lo contrario, no me explico tanta irracionalidad. Ese compañero es hijo de un empresario de Viña del Mar y de Valparaíso, que tiene o tenían panaderías en ambas ciudades. Él militaba en el partido socialista a fines del régimen militar. Como socialista asistía a la romería al cementerio de Santa Inés, donde estaban los restos de Allende. Mi reflexión es la siguiente: si el socialismo fuese para inteligentes, él se daría cuenta que si Allende hubiese continuado, ni su hermanastro y ni su padre hubiesen sido dueños de sus respectivos negocios. Ni existirían. ¿Cómo es que alguien puede defender a Allende y la Unidad Popular, sabiendo que no existiría su forma de vida? Mi respuesta, es que cuando entró al Partido Socialista le fundieron el cerebro literalmente, o como dicen los momios o la gente de derecha: “Le metieron caca en el cerebro”. Y eso uno lo ve en las nuevas generaciones que no vivieron la UP, pero tienen el mismo odio que los upelientos y miristas. Eso explicaría la conducta irracional y automatizada de mi compañero. Si oye hablar de Contreras, UP, DINA, empieza a repetir sin cansarse la palabra ‘retórica’, como si hubiese sido condicionado a igual que los perros de Pávlov. ¿Alguien tiene otra explicación?

PD: Mi compañero es la persona que está a la izquierda de la foto.