Friday, September 25, 2009

Yo estoy contra el bloqueo

Mercedes Gomez
Pais de origen: Cuba
Residencia: USA (Miami)
http://proyectocivicocubano.blogspot.com


Insisto, contra el bloqueo no contra el embargo a Cuba. Y esto no es pura semántica. El embargo norteamericano es de tipo comercial; el bloqueo fue impuesto a la creatividad del pueblo cubano, desde hace cincuenta años, en todos los aspectos de su vida: económica, política y social.

Que el embargo norteamericano no es responsable por el descalabro de la economía no es un secreto para nadie. Desde el colapso del socialismo real en Europa oriental (1989) y la Unión Soviética (1991) con quien Cuba mantenía el 85 % de sus relaciones comerciales y de la que recibía un cuantioso subsidio de 6,000 millones anuales, el régimen de la Habana ha desarrollado relaciones comerciales con el resto del mundo. El intercambio comercial de la mayor de las Antillas con Venezuela y China asciende a 2,698 y 2,457 millones de dólares, respectivamente, seguidos por Canadá y España, cada uno con más de mil millones de dólares. Y los propios Estados Unidos comenzaron a vender alimentos y productos agrícolas a Cuba con un ritmo ascendente desde 2001 siempre que el pago sea al contado y el transporte marítimo provenga de terceros países. Se estima que aproximadamente unos 80,000 estadounidenses visitan Cuba anualmente, incluyendo unos 3,000 viajes de negocios. Las remesas que los exiliados cubanos en Estados Unidos alcanzan los 1,000 millones de dólares anuales. Y las actividades comerciales en el 2007 con este país llegaron a 685 millones de dólares.

¿Qué tiene que ver el embargo norteamericano con el acceso a la Internet? Con su habitual monotonía el régimen no se cansa de repetir que Estados Unidos es culpable de que los cubanos no puedan acceder al mundo moderno de la información cuando alrededor de la isla están los cables de conexión propiedad de China -su segundo socio comercial- que permiten conectarse a la Internet y las comunicaciones de alta velocidad sin que el gobierno de EEUU tenga voz ni voto. Es el temor de la dictadura, su terror a la libre difusión de las ideas quien censura, restringe y bloquea el acceso a la información.

Y ¿Qué decir de la prohibición de cualquier actividad comercial o productiva individual? La abolición de la propiedad privada es un ejercicio de represión sistemática contra la iniciativa individual, los medios propios y la independencia financiera. Un bloqueo abierto a las preferencias, habilidades y planes personales esencial para el control absoluto de la sociedad, para la negación del derecho a decidir sobre tu persona, tu propiedad, el fruto de tu trabajo, tu creatividad empresarial. Por eso, cada vez que se hace una tímida concesión a la libre empresa, aumenta la producción y florece la economía individual, el gobierno tiembla y arrecia su bloqueo aplicando el Decreto-Ley 149, que sanciona el "enriquecimiento ilícito" dejando un amplio margen a la arbitrariedad al dudar de la legitimidad de los bienes en poder de cualquier ciudadano.

Tres grandes “logros” ha mostrado la revolución a cuanto tonto útil ha querido dejarse deslumbrar: educación, salud pública y deportes. Tres servicios sociales importantes, sin dudas, cuyos indicadores no eran negativos antes de la revolución, cuando un 80% de la población —altísimo para la época— estaba alfabetizada; los índices sanitarios eran de nación desarrollada(contaba con más médicos y dentistas por habitante que Holanda, Francia, Reino Unido y Finlandia) y sus artistas, intelectuales y deportistas eran reconocidos mundialmente...

Más que una proeza, son tres grandes ejemplos de la arbitraria y disparatada distribución de recursos en detrimento de los otros sectores, también importantes, que ha destruido al país. Los servicios públicos hay que pagarlos y si no se cuenta con producción propia que respalde el gasto, hay que buscar la ajena en forma de subsidios soviéticos que al desaparecer se llevaron consigo, por incontables las escuelas y hospitales que una vez fueron bandera. Hoy la calidad de la enseñanza se ha reducido al mínimo y la atención sanitaria a los ciudadanos se ve frenada por la carencia de los más elementales recursos donde los enfermos que ingresan en un centro hospitalario tienen que aportar sus propios recursos, desde sábanas hasta anestesia, pasando por hilo de sutura que por supuesto, reciben de familiares en el exterior.

El resultado de ese bloqueo sistemático al alma de la nación, los cubanos ansían emigrar, huir a cualquier lugar del mundo donde puedan recuperar la esperanza en sus probabilidades individuales de éxito. En 1959, cuando apenas despuntaba la revolución, Cuba era un destino atractivo para millares de obreros y campesinos que veían en ella posibilidades de progreso y desarrollo. Solamente la embajada cubana en Roma tenía en proceso doce mil solicitudes de otros tantos italianos deseosos de instalarse en Cuba —como otros millares de asturianos, gallegos y canarios con las mismas intenciones— eran muy escasos los cubanos que deseaban hacer el viaje en sentido inverso.

Por todo eso estoy contra el bloqueo castrista y creo sinceramente que su eliminación es fundamental para cualquier esfuerzo serio de reconstruir a Cuba tras cincuenta frustrantes años intentando devolverle la libertad y la democracia. Basta ya de discusiones estériles entre los que llegaron en los primeros tiempos huyendo de la brutal represión política que tantas veces terminó ante un pelotón de fusilamiento y las oleadas posteriores escapando de la persecución económica. Ambos son víctimas del mismo inhumano bloqueo al alma Nacional. El régimen cubano no sólo es culpable por su represión política y su recurso a la pena de muerte. También por haber llevado a la miseria al pueblo cubano, por haber castrado su creatividad intelectual y su vocación democrática. Por privarles de sus libertades individuales, en lo económico y en lo personal, por restringir severamente sus derechos.

Es hora de ejercer nuestros derechos humanos y ciudadanos eliminando la dependencia absoluta y servil al gobierno que nos despoja de las libertades más elementales. Es hora de romper el bloqueo impuesto por una constitución socialista y un cuerpo legal diseñados para privar al pueblo de todas las libertades y derechos.

Devolvamos a Cuba su voz y el rostro a su sociedad civil para recuperar el país, próspero y feliz, que todos soñamos. Rompamos el bloqueo de un gobierno autoritario que nos ha dejado un país en quiebra, una infraestructura en ruinas y una economía asfixiada.